domingo, 1 de julio de 2012

Vieja Roca

La gente que viene de fuera se pirra por visitar la Roca. Lo entiendo, es un lugar que mezcla el cutrerío más rancio de cueva de piratas y una combinación exótica gaditano-británica. Tiene rincones apestosos, de un urbanismo demencial y tiene parajes mágicos, donde recuperas la confianza en el poder de la naturaleza.

Almuerzo on the rocks
Yo llevo años sin poner un pie en la Roca. Da una pereza tremenda aguantar la cola de la entrada y de la salida y siempre me digo, ¿para qué? Pero hubo un tiempo en que la visitaba cada mes. Era una jornada divertidísima, con la compañera más querida y adorada: mi abuela.

Mi abuela trabajó de criada en los tiempos en que a este lado de la frontera se pasaba hambre. Limpiaba y atendía las casas de familias británicas, normalmente militares que supongo languidecían por volver a la metrópoli. Me contaba, mi abuela, que las inglesas eran unas mamarrachas cocinando. Una carne hervida y un puñado de guisantes, eso ponían para almorzar. Y que eran muy guarras y dejaban los condones usados junto a la cama. Me lo contaba, se partía de risa y yo con ella. Era su pequeña venganza.

Horribles caramelos de regaliz
Cada mes yo acompañaba a mi abuela a la Roca para que cobrara su pensión. Visitábamos un edificio polvoriento -casi todo en la Roca es polvoriento-, firmaba con mano temblona y se guardaba las libras correspondientes. Casi siempre me hacía un regalo. Recorríamos la calle Real  y yo me metía en el HyM, en Dorothy Perkins y en The Body Shop. También nos comprábamos unos pasteles gigantes -mi abuela mataba por los pasteles- y al final, lo típico: mantequilla, azúcar, chocolate Cadbury y esos caramelos asquerosos con sabor a regaliz.

Creo que no he vuelto desde que ella murió, ya digo que me da pereza y quizás un poco de nostalgia. No comparto la beligerancia de estos días, hay cosas que me pueden dar coraje, pero en el fondo, no pasan de anécdotas. Y sobre todo, me gusta que esté ahí, cada día.  


2 comentarios:

Maria dijo...

Yo no conozco la Roca, pero sí a los British en su salsa, para mi son como tu y yo... como todos, nada bueno, nada malo.
Pero en fin, guardo la guinda para el final de este comentario: tu abuela y tu.
y cuando me emociono, me quedo sin palabras, no porque mis abuelas fueran especialespara mi, además de que murieron siendo yo muy joven, sino porque me imagino yo con ellas, con ese entendimiento que parece ser que tuviste tu.
Felicidades por tener esos recuerdos, Mar.
Saludos.

Mar dijo...

Gracias, ohma, en efecto, los recuerdos con mi abuela son un tesoro y mi relación con ella fue siempre de una intensa complicidad, nos divertíamos mucho juntas. Y aprendí muchísimo de ella, fue una gran mujer.

Saludos.