jueves, 7 de abril de 2011

Dieta de moda

Tengo una compañera de trabajo que lleva un mes con la dieta de moda. Mi compañera engordó bastante tras dos embarazos seguidos y ahora, después de un mes, está recuperando su peso ideal. Hasta aquí perfecto, ella se siente bien y es verdad que ahora está mucho más guapa. Lo malo es que está pesadísima con la dieta de las narices. Tiene la costumbre de contarte con pelos y señales lo que cenó y y lo que va a almorzar, cada día. Te explica cómo se preparan los bollitos de salvado de avena -cosa que yo jamás en la vida tendría la paciencia de preparar- y se zampa en mis narices su bollito con queso sin calorías. Además, ha contagiado a otro compañero, que se acaba de apuntar a la dieta y ha convertido el tema en SU monotema. Ahora anda diciendo que no va a poder ir a la comida de antes de Semana Santa porque se tendría que saltar la dieta. Y él es de esos que se apunta a un bombardeo. Le han lavado el cerebro!!! 

He entrado en la página oficial de la dieta de moda de las narices. Es de ese tipo de páginas sectarias donde todo el mundo empieza siendo superdesdichado y después de inflarse a bollitos de avena, acaba superfeliz. En la página hay una sección sobre la Comunidad de dieteros de moda. Luego he hecho el cálculo de mi peso ideal, que son 65 kilos. Tardaría 36 días en lograrlo!!! 36 días para 2 kilos de mierda que se supone me sobran.  También han calculado lo que me costaría seguir las indicaciones del gurú: 24,8 eurillos. Solo me sobran 2 kilos. Por 2 kilos le debería pagar al gurú lo que me puede costar un libro en el Corte Inglés. Además, el gurú me dice con su cara afabilísima, que siempre estará conmigo. Es un gurú muy buena gente.

En fin, nunca hice dieta y esta vez tampoco, y menos aún una dieta que me obliga a hacerme bollitos de avena, con lo complicado que parece. ¿Haría dieta si realmente me sobraran más kilos? Lo dudo. Soy demasiado escéptica y no tengo paciencia, no me gusta especialmente hacer de comer y menos plantearme menús especiales para mi. Y menos aún plantearme menús con antelación, yo soy de las que improvisan lo que hacer de comer en cuestión de horas. Es un coñazo improvisar el menú de cada día, porque hay que equilibrar lo que se come, pero plantearse un menú semanal me lo parece aún más. Esta semana ando inspirada y aún no he lloriqueado sin saber qué poner de comer. La semana que viene seguramente se me habrá agotado la inspiración, pero aunque sea la solución, jamás planificaré un menú semanal. Viva el caos.

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