miércoles, 29 de octubre de 2008
El obseso sodomita
Entré en una página de contactos sexuales y un mundo lleno de posibilidades se me abrió. Las posibilidades aumentan si escribes un perfil sexualmente claro y conciso. Sin medias tintas, sin florituras, sin poemitas. Y si añades foto, lógicamente de cuello para abajo, sin ser hortera, sino seductora con sencillez, las ofertas de encuentros sexuales se incrementan endiabladamente.
Lástima ser novata y además, con las pilas necesitadas de recarga. Me escribió Alejandro, el audaz sodomita, un chico que pensaba que ser sodomita es la repera. También pensaba que me iba a asustar por ello, cosa que no hice.
Hubo correos y una charla por messenger aséptica. Me despedí educadamente de él y cambió de tercio asustado. Fui benevolente porque escribía muy bien y su correo disculpándose por su frialdad me excitó y me dió un subidón de autoestima.
Nos intercambiamos nuevos correos cada vez más morbosos. Es muy placentero recibir escritos calientes. Más aún escribirlos. Saber que el que los va a leer se va a masturbar en tu honor.
Como el encuentro fue de "mucho ruido y pocas nueces" no lo describiré. No he vuelto a saber nada más de él.
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