viernes, 4 de abril de 2014

Los primeros besos

No se si es un vídeo chulo o que soy una sentimental. Miro el vídeo de First Kiss y me emociono. Ya lleva tiempo siendo viral y además forma parte de una campaña de publicidad pero da igual, yo me emociono como una idiota. Y recreo esos puñeteros y apetitosos besos primeros. Me pone cachonda y melancólica, jodido vídeo.

El primer beso de todos los primeros lo di junto a una casapuerta, de noche y de despedida. En vez de despedirme como siempre, con un piquito ñoño, él me zampó un beso con toda la lengua que fue el primero de mi vida y duró desgraciadamente poco. Cuando llevas tanto tiempo deseando esa boca, el primer beso sabe a gloria aunque sea un beso de mierda.

Hubo un primer beso larguísimo junto a una ventana en verano. Piensas en lo bien que besas, cabrón, en los vecinos que estarán poniéndose finos con este beso inacabable y lascivo, en lo que vendrá después. Que deseas que también sea inacabable y lascivo.

Hubo un primer beso en un coche aparcado. En realidad hubo varios primeros besos en coches y en polvódromos, que son etapas que no deben faltar en toda buena memoria sexual. Los primeros besos en coche se dan de manera clandestina y son deliciosos por cutres. Él -siempre conduce él- te lleva al polvódromo como disimulando -aunque los dos sabemos que vamos al lío- y pone música en el radiocassette. La música de follar, se entiende. Luego hay manitas y ojitos libidinosos. Él cuenta un poco su vida y te dice cosas bonitas para ponerte tierna (lo cual no hace maldita falta). Y luego el primer beso. Un poco incómodo porque estas medio torcida en el asiento del coche y porque es el primero y siempre sorprende.

También hubo un primer beso junto a una barra de bar, rodeados de gente que cantaba la misma canción, una y otra vez y entre morreo y morreo también la canturreábamos nosotros dos. Y un primer beso bailando lento, que fue un beso-fantasía y se hizo real, aunque hoy me de un poco de risa (por el lugar y por la canción).

Hubo un primer beso que fue el último. Hubo un primer beso que dio comienzo a segundos, terceros y mil más. Existe un primer beso que nunca fue. Y un primer beso que soñé. Hay un primer beso que deseaba y llegó por fin. Hubo un primer beso planificado y uno o dos primeros besos premeditados, no por ello menos sabrosos.

La sorpresa. Los labios, la lengua que se hunde, las manos que te atrapan la cabeza o te abrazan la cintura, el nuevo sabor a saliva, el primer beso horrendo que esperas mejorará con el tiempo, el primer beso superlativo que esperas sea siempre así y maldita sea, pocas veces se repitió, el primer beso lleno de ansiedad, el aliento que hace segundos era desconocido, primeros besos que se quedaron en nada aunque prometían mucho, primeros besos que no esperaba y trajeron la vida que con la que soñé.


 

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