Hay expresiones cursis desde la primera a la última letra.
Soy sumisa por naturaleza, escriben algunas. O también, mi esencia es sumisa. Y se quedan tan anchas. Si yo fuera la Santa Inquisidora del BDSM las mandaba a la hoguera por herejes.
Si yo fuera Dominante no me sentiría nada motivada con una mujer a la que se le llenara la boca diciéndome que es sumisa por naturaleza. Es que está chupao!!! Le dices cuatro cosas y ya la tienes a tus pies. A una sumisa por naturaleza casi la puede dominar cualquiera y eso, no es serio.
Una de las cosas más molonas de la D/s es la doma. La lucha de poderes. La cesión de poder si uno gana y la otra pierde. Cuánto más compleja y encarnizada, más molona. Que haya garras, mordiscos y cruce de palabras asesinas. Dialéctica. Fuerza. Y qué fuerza tiene una pava que se declara sumisa por esencia. Sumisa desde que le salieron los dientes. Ay, me dan mucha grima porque pervierten el juego de la Dominación y uno de los momentos más placenteros de la misma: ese cuando te declaras, por el momento, vencida. Sólo por uno, ese Hombre que ha conseguido estar a mi altura y un poco más. Por el momento.
Las sumisas por naturaleza se suelen creen unas divas del BDSM, porque parecen muy mujeres, muy femeninas y muy dulces pero en realidad son unas tristes. Se meten en una relación D/s como una forma de expiación, pero de eso ya hablaremos en el capítulo siguiente.
2 comentarios:
Esperaré el capítulo siguiente con expectación, antes de añadir más comentarios.
Un blog por entregas, qué ilusión!!!
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