viernes, 5 de agosto de 2011

Baño


 Voy todos los días a la playa pero no me baño siempre, no. Cuando era pequeña me parecía abominable que alguien fuera a la playa y pasara el día sin meterse en el agua. Alguna de mis tías lo hacía. Yo me ponía superpesadita con ellas. Que se metieran en el agua, que qué aburrimiento, les tiraba de la mano, las empujaba pero nada. Cuando yo era pequeña me metía en el agua y tenían que sacarme a rastras a la hora de irnos. No se por qué pero el agua se ponía más calentita y agradable al atardecer, justo antes de marcharnos.


Ahora para que logren que me meta en el agua hay que echar instancia. Unas veces es por el pelo. Si me lo lavé el día antes (porque me bañé en la playa), me lo pienso mil veces antes de mojarmelo en el mar. Porque es un coñazo venir de la playa y estar un buen rato de champú, de mascarilla, de peinarlo tan largo como lo tengo y la cantidad de pelos que se me caen. Y luego peinarme el flequillo y planchármelo, porque detesto que se me rice. Así que a veces, si hace mucho calor y no hay más remedio que bañarse, hago eso tan PATÉTICO de nadar con la cabeza erguida. Pero por lo menos el pelo se me queda intacto.

Otras veces no me baño porque es levante y en verdad que en levante bañarse en la playa es un coñazo porque luego sales y no te secas en dos horas, que el levante es un aire húmedo y pesado. Y en poniente a veces no me baño porque el agua corta de fría. Y si hay olas tampoco, que me dan miedo. Y si hay basurilla, menos aún.

Por tanto, me dedico a dar paseos, a mirar a los niños que no salen del agua ni a tiros y a veces me siento en la arena -pero no saco la toalla, porque prefiero sentarme en la arena y luego sólo me sacudo-. Los niños salen empapados del agua y me piden abrazos, los puñeteros, sabiendo que voy a dar grititos de espanto -no me mojeis, jodíos, que estoy seca!!!- y los ahuyento a cosquis.

Si decido bañarme hago el canelo un buen rato. Son momentos de gran patetismo: grititos cuando la ola me llega al culo y mucho rato pensando me tiro o no me tiro, hasta que por fin me decido y me tiro y entonces, qué gusto. Me encantaría ser como mi madre, ella llega y mete en el agua del tirón. Yo soy una gallina.

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