miércoles, 9 de diciembre de 2009

Ñoño post navideño

Me gustan las películas yanquis donde dicen Feliz Navidad, donde nieva en esas urbanizaciones tan yanquis y las casas tienen esos adornos fabulosos y estratosféricos. Donde hay algún escéptico que no cree en la Navidad y toda la pesca y llega Santa Claus u otro similar y por arte de magia, zas, el escéptico se hace el ser humano más bondadoso y tierno del mundo. Donde cantan esos villancicos yanquis que todos sabemos tararear pero nunca la letra. Se me saltan las lágrimas con esas pelis.

Me gustan las calles de mi ciudad con sus luces. Hasta me gustan las luces del Corte Inglés, que ya llevan dos semanas encendidas. Me gustan los escaparates llenos de luces, bolas, nieve artificial y espumillón. Me gusta tocar los adornos navideños, especialmente el espumillón, en las tiendas. Y los balcones con sus Papanoeles horteras. Me gusta asomarme a la ventana y mirar el balcón de mi vecina, que es la primera que pone el Papanoel de toda la calle. Cuando mi vecina A. pone su Papanoel, ya es Navidad.

Me gustan las reuniones familiares, la comida de los compañeros del trabajo, coger un puntito tontorrón. Me gustan las noches frías de Navidad cuando las estrellas son más brillantes que nunca. Volver a casa cuando no hay gente en la calle y se ven los árboles de Navidad encendidos tras las ventanas. Pedir un deseo a esa estrella.

Me gusta el día de Reyes. El ritual del día 5. Me gusta la Nochebuena y poner al muñequito del Niño Jesús en su cunita a las doce de la noche. Me gusta planear bromas el 28. Me gusta el día de Navidad porque además es mi cumpleaños y me encanta que me feliciten. Me gusta menos el 31, me pongo nerviosa con los finales.

Me gusta ponerme ñoña en Navidad aunque nadie se de cuenta.

No hay comentarios: