lunes, 2 de enero de 2017

Lo que hice en este tiempo

Lo que no hice fue escribir.

He intentado desintoxicarme. La larga primavera fue un período de envenenamiento y no digamos el mes de junio. Cuando destilas toxicidad es mejor no escribir, es una norma que tengo. Escribir envenenada es caca. Yo lo que hago es leer, dejar correr el tiempo y hacer como si nada. Disimular es lo mío.

Luego vino el verano y caminé mucho, me harté de caminar playa arriba y abajo; mientras caía en la cuenta de qué pesadez de tía soy, joder.

Así no hay quién escriba.

Cuando una se cansa de ser M. y todos los recuerdos que lleva a las espaldas.

El 31 de agosto, mi último día de vacaciones, a las nueve y pocos minutos, hubo un pequeño temblor de tierra. Se movió la mesa de mi patio, la silla de plástico, fue divertido y aterrador. Aterrador en tres milisegundos, luego fueron largas risas nerviosas, charlas por whatssap y consultas a twitter. Mi último día de vacaciones y un otoño lleno de expectativas.

Mi error, las mierdosas expectativas. El otoño fue tenso, criminal, interminable. A veces tenía ganas de escribir pero no tiempo. A veces tenía ganas de ser la de 2008, o la de 2010. O la del mismo 2015.

Pero es que ni siquiera la recuerdo, a esa.


1 comentario:

Maman Bohème dijo...

Yo no escribo cuando estoy apática...y últimamente estoy así. "Dejar correr el tiempo, disimular..."jejejee...yo siempre digo lo mismo, que dejo pasar el tiempo. A ver a dónde me lleva. Y así pasan los días, cuando te das cuenta los meses y hoy me di cuenta que en marzo hará un año que estoy aquí en la otra punta del mundo. Y ni si quiera me he dado cuenta.
No tengo ganas de escribir y simplemente trabajo en plan autómata.
Pero de vez en cuando escribo en otro blog privado todas esa furia, todas esas desilusiones y todas esas expectativas que no me hacen nada bien y que me tienen encallada. Pero no sé de qué manera hacer para que no me obstruyan el paso para seguir hacia delante, vivir mejor y no en plan zombie.

Hoy...que casualidad de la vida, tengo fiesta y estuve leyendo un montón de entradas tuyas antiguas, del principio del blog. Me encanta chusmear...
Creo Mar, que la edad nos hace irreverentes, no sé.

Te mando un beso, pero de lejos, porque aquí hace un calor de la muerte y la humedad te mata!!!
besossss