sábado, 25 de abril de 2015

Yo quería ser cantante

en una orquesta de feria.

Una tiene deseos a veces que no se explica y miren cuánto tiempo y cuánto trabajo me ha costado venir a soltarlo aquí.

Cuando en mi pueblo se estilaban las orquestas en las casetas de feria, yo envidiaba a las cantantes macizas sobre el escenario. También era consciente de que sería la única en aquella tesitura, es muy raruno desear ser una macizorra embutida en un traje de lentejuelas barato. Pachanguera no, yo he bailado con orquestas de repertorio muy digno que apenas ha tocado el palo de la pachanga. Cosas latinas elegantes, mucho de los ochenta y del pop sesentero, alguna cosita en inglés, aquellas orquestas de feria estilosas son las que me gustaban a mi.

Yo me recuerdo bailando con mis amigas e imaginándome en el escenario con mi coreografía, mis tacones y los músicos. Ah, los músicos, obviamente mi fantasía de ser cantante de orquesta de feria incluye un romance con el músico guapo. A mi me parecía una idea super, super romántica: ir de feria en feria todo el verano, sin más planes que cantar y besar a mi músico guapo. Que es lo que siempre a mi me ha gustado, hacer teatro, cantar canciones de moda, ser una frívola de buen corazón y enamorarme a lo bestia y sin aspavientos. Yo miraba a las cantantes de orquesta de feria y pensaba que eran un buen concepto de todo aquello, ese tontaina deseo adolescente.


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