Me decían mis compañeras que andan con la libido baja. Yo me sentí muy contenta porque mal de muchas consuelo de tontas y asentí, echándole la culpa al tiempo desapacible. Yo siempre le echo la culpa al tiempo de todo. Del dolor de cabeza, del malhumor, del ánimo bajo y también de la sosería sexual.
Sin embargo, como todas sabemos, la culpa la tiene el agotamiento al acabar el día, el no parar y el mucho trabajar. A las diez estamos hechas un trapito y sólo queremos la cama para dormir. Una de mis compañeras se ha propuesto comprar en la herboristería unas pastillas milagrosas que dicen te pone como una moto. No recuerdo el nombre de las yerbas que tiene, no es gingseng, es otra cosa nueva y flipante.
Ya se imaginarán mi escepticismo hacia el tema. Una vez me compré unas pastillas de aceite de onagra porque mi amiga C. me dio la tabarra todo un fin de semana refiriéndome los milagros que hace en el cuerpo femenino. Un coñazo. El bote anda por ahí medio vacío y si me hizo la onagra algún bien yo lo ignoro, porque estuve en modo suspicaz desde el minuto uno de ingerirlas.
Pues con las pastillas que te ponen como una moto igual. Incredulidad a tope. Sé que tooodo el mundo tiene decenas de argumentos que me podrían convencer pero a mi no me da la gana. Lo mismo me ocurre con las terapias para recuperar el deseo sexual perdido. Conozco gente que acude a psicólogos de la pareja y practica tratamientos naturales con gurús que saben de sexo y tal. No diré que no sean cosas valiosas, ni mucho menos, pero demasiada gente piensa que sólo acudiendo a esas charlas o tomando esas pastillas sus inapetencias se curan y no es así.
El problema -y el motivo de mi escepticismo- radica en lo poco que confío en la voluntad de esa gente que toma pastillas que curan y acude a métodos infalibles. Yo en realidad creo que los milagros hay que currárselos. Ahora ando con poco deseo sexual pero no me preocupo y por supuesto no voy a ingerir pastillas. Se que esta falta de deseo es normal y pasajera. Se reírme de ella. Hubo una época -hace muchos años ya- en que me la tomé en serio y me duró más tiempo de la cuenta. Ahora me río, me cuido y me miro de reojillo de cintura para abajo, a ver si despierto. No me preocupo. Mi coño anda unos días dormido pero hay vida más allá de mi coño.
3 comentarios:
Esa frase (que aquí no se usa) de "como una moto" me mata de risa xD!!!!!!
Mis pastillas y terapias y demás artilugios, siempre han sido las palabras.... bendita (o maldita) debilidad mía!!! Pero claro, viniendo de LA persona.
Tras los hijos, el trabajo y demás (y habiendo estado por años en una relación BDSM permanente) una puta palabra y ya estaba hecha jaja!
La relación acabó un tiempo atrás y ando en paro (tampoco es una frase que se use aquí :D) pero efectivamente, hay muchas más cosas más allá de la entrepierna.
Pero sólo por el momento.... hasta que llegue LA persona (espero que haya más de una para cada quien... o ya me jodí jajajaja)
Ya contarás (o no.........) cuando despierte jajaja! RingggGggGGGGG!!!
Buen finde, Mar!
El órgano sexual más importante es el cerebro.
"Ponerse como una moto" y la expresión que más me gusta es "estar caliente como los palos de un churrero". Mi abuela la decía mucho, que jodía.
Órgano sexual = el cerebro, eso dicen.
Gracias a los dos por vuestros comentarios.
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