1. El ascensor. Es la típica fantasía de las entrevistas chorras. ¿Un sitio curioso para hacer el amor? Y el entrevistado contesta: en un ascensor. Yo claustrofobia no tengo ni me importa echar un casquete con sensación de peligro, pero es que los ascensores ni fu ni fa. Meter mano en un ascensor mientras va subiendo está chulo. Un magreo de urgencia y pelín ansioso. Pero prefiero follar en el lugar de destino.
2. En el agua. Tanto mar como piscina. A favor tiene que se pueden hacer posturas sin herniarse, pero duele. Yo no sé por qué misterio de los fluidos internos y externos, pero las pollas bajo el agua se quedan resecas. Duras y tiesas pero resecas y joder lo que duele follárselas así. Además -y es una manía personal- me da mucha grima que me toqueteen cuando estoy metida en agua. Incluyo bañeras y duchas por lo mismo. También porque pocas bañeras hay donde mi metro setenta esté a gusto. Y porque cuando me ducho soy muy avariciosa con el chorro calentito y lo quiero todo para mi. Nunca he probado un jacuzzi pero me dan mucha grimilla, la vez que me metí en uno -sin ánimo de folleteo- me sentí como un huevo duro rodeada de más huevos duros y desconocidos.
3. En la playa. Follar tras una duna de Bolonia queda supersalvaje y estético. Yo creo que es una escena que tenemos en la retina de decenas de películas. Yo, cuando he follado tras una duna, me he recreado en esa imagen -tan falsilla- de mi como mujer semisalvaje sedienta de sexo. Lo que pasa es que la arena es un coñazo que se mete por todos lados y al final quedas sudada y rebozada. Da un poco de pfff, la verdad, aunque si se da el caso de fornicar en la playa y está atardeciendo, corre la brisilla de poniente y se escucha el mar a lo lejos... quizás lo tachara de la lista.
4. Unos servicios públicos. Me da asquito retozar sobre unos azulejos que yo no he limpiado, y eso que no soy doña maniática de la limpieza. También me da reparo tener gente al otro lado porque, cuando uno se mea, da rabia que te hagan esperar y no soportaría las miradas de odio de las maris meonas cuando saliera ya follada. En realidad yo nunca he tenido la ocasión de un polvo de discoteca lo cual da pistas sobre lo patética que fue parte de mi juventud (ya el tema discotecas y rollete con desconocidos lo tengo muy obviado, como es natural). Supongo que si se me hubiera dado el caso de echar un polvo en unos servicios con un tio morboso no le habría hecho ascos. Yo es que me conozco.
5. Los probadores del Corte Inglés. Que son los más grandes que conozco porque las tiendas de Inditex y otras similares tienen probadores enanos y con cortinillas que no invitan a nada. El Corte Inglés tiene probadores enormes pero casi siempre están llenos de perchas y ropa tirada por el suelo (lo cual odio que haga la gente, qué trabajo cuesta devolver la ropa que te pruebas a la estantería correspondiente, eh??). Yo creo que no es grima, lo de los probadores, sino una mezcla de agobio por el desorden y que soy muy cuadriculada en ciertos momentos. Yo soy de las de entrar en la tienda, ir directa a lo que busco, probarme y pa´lante; ponerme a follar mientras tanto, no se, me pongo muy tensa en las tiendas, yo.
Puede que más tarde me ponga a pensar y me salgan más sitios. Lo que pasa es que no quiero quedar como una tiquismiquis que se la coge con dos dedos a la hora de echar un polvo, yo creo que no. Aunque una camita cómoda y todo el tiempo del mundo es lo que más me gusta. Soy tan previsible, coño.
2 comentarios:
Quisiera aportar experiencia, pero sólo puedo aportar algo que me contaron. Lugar: baño de un avión. Supongo que sería una mezcla de ascensor y servicio público. De todas formas, el morbo lo pone la posibilidad de ser descubierto y el "ratoneo" del objeto sexual. Digo.
Besos & abrazos
Lo que pasa es que el baño de un avión no me da grima, por eso no lo incluyo en mi lista. Aunque sea un wc público el morbo puede más, qué misterio no?
Un beso.
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