Estaba ahí plantada frente al Toro Loco la mar de entretenida y me percaté de las tetas de la chavala. Esa que está pintada bajo el letrero y que se supone es una cowgirl. Primero me fijé en el retrato de Clint, claro. El toque cinéfilo chuli. Llevaba un rato esperando y harta de verle el careto a Clint cuando vi a la de las tetas de la derecha y entré en bucle.
Yo de chinorri le tenía pánico al Tren del Terror. Joder con los tipos que pintan esas atracciones, la imaginación que le echan. De chinorri no soportaba mirar al Tren del Miedo porque yo siempre he tenido la mente calenturienta en el mal sentido y acababa con pesadillas. En el Tren del Susto siempre te ponían gente degollada, guillotinas y péndulos de la muerte y tipos aullando. Era muy desagradable.
Pero los tipos cachondos que pintan las atracciones de feria yo creo que no se pueden resistir a las tetas. En la Montaña del Terror siempre pintaban -y siguen pintando- pibas despelotadas que lo pasan mal. Yo, con pongamos once años, no les quitaba ojo. Y claro, estas cosas son las que te marcan. Entre el Drácula y el Hombre Lobo de turno te colocan a la Damsel in distress convenientemente atada, azotada y magullada. Observen a las dos mendas de la foto de abajo. Una con el ojo saltado que te mueres del susto. Y el tipo verde y asquerosito dándole caña. Y cadenas. Es que ves eso de chinorri -si eres una chinorri con dosis de lubricidad como era yo- y te vas a dormir esa noche hecha un lío. No sabes si mola o no mola -no el ojo saltado, que da mal rollito- pero esas tetas y las cadenas y ... para qué coño pintan cosas así, me pregunto.
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