sábado, 2 de marzo de 2013

BDSM y sexismo benevolente

Hay quien se instala cómodamente en su relación BDSM para enmascarar su concepto tradicionalista de pareja. En teoría una relación de hombre Dominante y mujer sumisa es el tipo de relación que tuvieron nuestros abuelos -e incluso mi padre y mi madre en sus tiempos mozos-. Coges al abuelo y a la abuela, aderezas su relación con protocolo y sadomasoquismo y ya tienes, en teoría, digo, un 24/ 7 de los buenos.

Pero ya todos sabemos que el BDSM no es eso. Porque, para empezar, la abuela no había suscrito ningún consenso con el abuelo y si él era el que llevaba las riendas de la relación era por pura y simple costumbre, el peso de siglos de patriarcado. Y si la abuela se intentaba apear y decía que hasta aquí hemos llegado,  lo tenía difícil ya que ninguna ley la amparaba en su decisión. Eran relaciones, aquellas, santificadas por el derecho.

Una relación BDSM -mi concepto de relación BDSM- parte de una decisión entre iguales. Con su consenso y sus normas y la conciencia de que lo dejas cuando ya no te mola y nadie sufre por ello. Las relaciones BDSM son sólo aptas para gente emocionalmente equilibrada, cosa que a menudo se obvia. Así, es frecuente encontrar a gente que busca llenar sus carencias afectivas y, lo que es peor, a gente que busca enmascarar su personalidad naturalmente sumisa o dominante en el marco de una relación D/s. Mal.

El mundo BDSM está plagado de sexistas benévolos. Son más sibilinos que esos típicos machitos a los que le das un corte con dos frases. El sexista benévolo se mueve en el marco D/s como pez en el agua: usa la coartada de la "educación de su sumisa" para florecer en todo su esplendor. Paternalistas, pedantes y plomazos, los Dominantes que practican el sexismo benevolente no soportan tener sumisas más cultas que ellos y nunca admitirán que sus sumisas les pueden dar lecciones. Por supuesto, las feministas sumisas les caemos como tres patadas al estómago.

Ya  tengo escrito por aquí que meterse en una relación BDSM siendo sumisa por naturaleza no tiene ningún mérito. Es más, yo prohibiría a todas las mujeres que se declaran sumisas por naturaleza embarcarse en una relación BDSM, por su bienestar emocional. Si unimos a una sumisa por naturaleza con un sexista benévolo no tendremos una relación BDSM sino una pareja tradicional y patriarcal de las de toda la vida, pero con azotes y sexo duro.

La belleza del BDSM estriba, en mi opinión,  en asumir el rol sin que éste sea algo innato. Ser sumisa sin serlo pero por el placer de disfrutar de algo que eliges libremente, no empujada por la naturaleza. Adoptar un rol con el que sientes placer y crecimiento personal y, cuando sales del mismo, ser la igual del otro. Incluso con el rol las 24 horas los 7 días de la semana, pero con la conciencia de que puedes dejarlo cuando ya no te satisfaga.

Optar por la desigualdad permanente y sustentada en un concepto del BDSM de vieja guardia es, en mi opinión, una muestra de pensamiento patriarcal y sexista. De buen rollo, si, pero sexista y profundamente misógino.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimada, en toda relación de cualquier tipo que sea hay alguien que toma las riendas, alguien que manda. Diría que es una condición imprescindible para que algo funcione, porque no todas las decisiones pueden ser colegiadas y porque no siempre es posible el consenso. El caso de los matrimonios de antaño es un caso típico, con la particularidad que era siempre el hombre el que ejercía el mando.

En los matrimonios actuales la cosa se reparte y el mando es cedido y tomado alternativamente aunque, no nos engañemos, es la mujer la que termina ganando más veces.

En el caso de nuestros abuelos socialmente se aceptaba que era el hombre el que dirigía y no había pelea por el poder, en los actuales, el cetro se comparte y no siempre con agrado.

Respecto subconjunto de vínculos BDSM sobre el que te has explayado no pudo agregar nada, porque no sé.

Respecto a vos, me parece sorprendente que te definas como sumisa. Si bien sos una mujer correcta y hasta amable, en ocasiones, aparentás tener una personalidad bastante lejana de lo que en el imaginario es una sumisa.

Siempre con cariño.
Besos

Mar dijo...

No, me habré explicado mal: digo "rol de sumisa" en el juego, no en la vida diaria. Lo cual no es hacer teatro, es disfrutar, en ocasiones, de un rol que me gusta. Y bueno, ser correcta y amable no tiene nada que ver con ser sumisa.

Besos.

Anónimo dijo...

"Por supuesto, las feministas sumisas les caemos como tres patadas al estómago." De ahí mi interpretación errónea.
Saludos

Mar dijo...

Era una de las típicas frases que pretenden provocar. Y escribir "feminismo que adopta rol de sumisa" o algo asi quedaba poco muy poco "literario".

Besos.

Anónimo dijo...

En tren de pelear sin necesidad.

Hubiese escrito, "las feministas sumisas les caen como...", pero el que escribe bien no soy yo, eso lo tengo claro.
Besos

PD: hoy estoy peleador