sábado, 10 de noviembre de 2018

Maldita asexual

Uno de los motivos por los que apenas escribo es que me he vuelto una asexual de mierda y yo para escribir tengo que tener el coño húmedo. Y ya ni eso.

Acabo de masturbarme después de eones sin hacerlo. No tenía unas ganas locas, la verdad, pero se me había metido la idea fija en la cabeza. Marsturbarme, masturbarme, desde ayer y detesto tener ideas fijas y no ponerme a ello. Me pasa lo mismo con alguna tarea pendiente del trabajo, con una receta de comida nueva o ahora mismo, con esta entrada del blog. Así que con un mínimo ardor genital he usado una bala vibradora y me he corrido en un minuto. Ha sido muy mierder. Ni me ha dado tiempo a fantasear con algo guarrillo, ha sido un orgasmo totalmente higiénico y frío, con lo que yo he sido, joder.

La bala vibradora es tremendamente eficaz y debería tirarla a la basura por aburrida pero es que el sexo me da una pereza tan tan enorme ahora. Con la bala voy a lo que voy, se me quita la fijación y ya me puedo poner a otras cosas. Muy triste todo.

He mirado teléfonos para ir a terapia. Debería ir a terapia porque ser ahora una asexual de mierda me hace sentir una aberración de persona. No me excito, no fantaseo, soy una especie de espíritu angelical. Debería ir a terapia y contarle al sexólogo de turno mis idas de olla pero es que en el fondo estar asexual es del carajo.

No me he vuelto una amargada poco folladora, lo juro. Supongo que tengo alguna hormona tan a cero que mis niveles de agresividad se han reducido mucho y casi nunca me cabreo. Tampoco me encoño con cada hombre guapo que se me acerca -tengo un compañero nuevo que me gusta pero no me encoño nada , nada con él y eso me relaja una barbaridad. Soy capaz de charlar y charlar con él sin un mínimo de pensamientos obscenos.

Así que voy dilatando la cita de terapia para ver si puedo volver al tajo y ser la que he sido porque tampoco esty tan mal ni tengo depresión ni ansiedad por lo que si me veo en terapia no se bien cómo plantearle al sexólogo lo que me pasa. Que tengo la líbido a menos cinco grados pero que no me afecta aunque si que echo de menos ser como era antes. Supongo que le diría eso. Pero no quiero que me venga con recomendaciones del Cosmopolitan. Eso de ir dejando que el deseo venga a mi poco a poco y las velas, los masajes y esas birrias. Si me lo aconseja, no vuelvo.

Supongo que iré, echo de menos los subidones de lujuria y los orgasmos largos. Y cuando vaya lo contaré aquí. Joder, eso si me hace ilusión.

4 comentarios:

Darth Vincent dijo...

Podría hacerse el chiste y decir que eres una persona muy especial que forma parte de ese exclusivo 1% de personas que no piensan con los genitales...pero la situación no tiene gracia.
Será sólo una racha, todo pasará...cómo canta Bumbury, todo arde si se le aplica la chispa apropiada!

P.D. Frase para enmarcar "para escribir tengo que tener el coño húmedo"...awesomisima! Jajaja!

amigospanko dijo...

Bueno, no somos máquinas... se pasan épocas. Entre otras cosas estamos en otoño y la sexualidad, al igual que el Poderoso Oso que driría el malogrado Félix Rodríguez de la Fuente, se tumba a hibernar.

Tu cerebro es una máquina sexual, no me preocupa nada esta fase. Ya florecerá tu primavera sexual.

También me ha encantado lo de tener el coño húmedo para escribir, ni que mojases la pluma allí... ja ja ja

Mar dijo...

Bueno, lo del coño húmedo es metáfora. Y en modo asexual no se está del todo mal.

amigospanko dijo...

Maravillosa metáfota, en todo caso! Espero que, conforme se vayan alargando los días y los cerezos florezcan, tu sexualidad suba su tensión