domingo, 18 de octubre de 2015
Yo quería ser escritora
Pobre vieja máquina de escribir. En los noventa quedó arrinconada y nunca más la miré. Ha participado en varias mudanzas y por supuesto, en la última quedó arramblada en una estantería acumulando polvo, pero quién tiene la maldad de tirarla a la basura. Yo no.
Tiene unas teclas durísimas, las muy cabronas me hacían añicos los dedos índice de cada mano. Yo sólo se escribir con los índices y soy de golpear obtusamente las teclas, ya saben que le pongo pasión a todo. Así que cuando tenía que acabar alguno de aquellos inacabables trabajos de la carrera, con el tiempo justo, los pobres dedos índice míos terminaban desollados y muy doloridos.
Esa Olivetti baratita produjo trabajos de carrera muy chulos de sobresaliente. Y poemas muy tristes -ahora risibles- de suficiente pelao. No fue mi primera máquina de escribir. Con la primera compuse mi primer cuento a los once años cuando era una ecologista de las primigenias, joder, entonces nadie era ecologista y yo ya escribía feroces críticas a la deforestación. Mi cuento hablaba de un viejo roble sufriente (y en mi tierra no hay ni uno, que aquí lo que tenemos son alcornoques, pero suena menos poético) y lo mandé a un concurso de mayores, así, con dos ovarios: pero tras enviarlo por correo sentí tanta vergüenza que me desentendí y nunca más quise hablar del tema.
Ese ha sido mi problema como escritora. Que me da una vergüenza tremenda hablar del tema. Tengo una amiga del face que va a publicar su primera novela y lo proclama a los cuatro vientos de su muro. Yo admiro esa actitud. Claramente en el momento en que salga su novela ya tendrá a un número considerable de amigos del facebook dispuestos a leerla. Esa es la mentalidad de escritora que yo no tengo. Escribo a escondidas y me pregunto qué trauma infantil del carajo tendré para seguir siendo una anónima a mis años.
Pero ya saben (si me siguen leyendo, joder), soy una insociable y no me voy a bajar del burro.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Yo siempre quiser ser escritor, bueno miento, no ser escritor si no más bien vivir de escribir que no es lo mismo. Pero se cruzó un tic recurrente de mi personalidad en el camino: Solo se trabajar por objetivos, y nunca fui capaz de fijarme uno lo suficientemente asequible para empezar. Se ha perdido un gran escritor este pais, y todo porque el futurible siempre ha sido demasiado ambicioso.
Publicar un comentario