jueves, 29 de enero de 2015

Primer amor

Tuve un sueño con Pako, que fue mi primer amor. Parece que no me canso de escribir de él y parece que no voy a dejar de soñar con él. Se me cuela como protagonista de año en año y, como debe ser, siempre aparece guapo, condenadamente guapo, maldita sea. Luego paso la mañana, casi el día entero, con cara de Antoñita la Fantástica.

Fue, como debe ser, un sueño erótico pero liviano. Nada de folleteo, ni desnudos ni nada. Un sueño muy de quinceañera. Besitos, besazos, morreos, toqueteos y algo que me entusiasma: el roce de su polla tras el pantalón. Adoro frotarme contra una polla empitonada y apretada dentro de los vaqueros. Aunque no fue Pako quien me lo enseñó, a pesar de ser mi primer amor.

Los primeros es lo que tienen: se les mitifica en un rincón del subconsciente y aparecen de manera traidora una madrugada, cuando los tienes olvidados y bien desatendidos. Y él merece toda mi desatención por majadero. Sólo buenos amigos. ja. Un mojón para "los buenos amigos", Ya he escrito por aquí que nunca he creído en la buena amistad hetero y a casi todos mis amigos varones he deseado follármelos.

Enamorarse por primera vez de un ente es lo que tiene. Divinizas. Es el Elegido, no sólo condenadamente guapo. Tiene carisma. Tiene un halo. Un fulgor que eclipsa al resto y la eclipsa a una. Sobre todo si, con diecinueve años, antepones eso de la belleza interior al resto. Ja. Otro mojón para la belleza interior. Pako era un sublime pero, como a todos, le tiraban más dos tetas que dos carretas. Y yo, en esa época, no lucía mucho mis tetas y me afeaba a conciencia por aquello de la radikalidad.

A Pako le quedaban del carajo los pañuelos palestinos. Era un antisistema cuando aún no usábamos esa palabra. Yo le vi con el pañuelo tapándole la besable boca en varias ocasiones y haciendo amago de tirar piedras a no recuerdo qué. No me digan que una pava de diecinueve (con sueños de sedición a cada minuto) no se iba a enamorar. Luego me he enamorado un buen puñado de veces más, yo soy así de inocente, y querría escribir que a mi primer amor lo mandé a la mierda. pero ya veo que no, Que sigo teniendo sueños ñoños con él y sigo haciéndome preguntas sensibleras.

Maldita sea. Es que era condenadamente guapo.

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