Llevo muy bien domadas las urgencias no urgentes. Por ejemplo, los viajes en verano. Yo haría mi viaje en otra estación pero las vacaciones son en agosto sí o si, por lo que no me queda más remedio que ponerme a viajar en ese mes. Pero planificar desde febrero, como la mayoría de la gente que conozco hace... O incluso desde antes de Navidad. Planificar con tanta antelación va contra mis principios. Pero la gente ve urgencia donde no la hay. Por sacarse vuelos baratos y chollos en los que yo nunca pienso.
Es que además ni siquiera sé si me iré de viaje este verano.
Pero estos días la urgencia no urgente que peor llevo son los estudios de mi hijo, que ya acaba Bachillerato. Gente que veo, gente que me pregunta que qué va a estudiar el niño. Y ya no sé qué responder para no parecer borde. O ida.
Así que me lo cuento aquí y me quedo tranquila.
Él va a cumplir dieciocho. No sé por qué no se lo preguntan a él. Aunque temo muchísimo que se vaya y sé que mi síndrome de nido vacío será de aúpa, tengo claro que así debe ser. Y él chaval debe elegir. O esperar si aún no tiene claro qué elegir. Pero me preguntan a mi y no sé cómo responder que el tiempo de decidir por él ya casi acabó.
Es jodido tomar una decisión que implica toda una vida futura en un plazo tan breve y sobre todo, con la mayoría de edad recién cumplida. A qué ciudad se irá a estudiar. Sobre todo, qué estudiará. Él no debería tomar una decisión movido por la urgencia y por lo que "todos sus compañeros hacen"
Sobre todo, son muy jodidos los años de Bachillerato. Sé que gran parte de lo que él ha aprendido durante sus años de Instituto ha sido por lecturas y vivencias personales (no por unos planes de estudio a menudo absurdos) y jode muchísimo que en este segundo año le hayan preparado (y a todos sus compañeros) para una estúpida prueba de Selectividad en la que cuentan decenas de datos memorizados para obtener porcentajes y notas de corte. Y no cuenta madurez, ni autonomía, ni capacidad de tomar decisiones o de aprender por uno mismo.
Hemos hablado, él y yo, de que no hay necesidad de precipitarse. De reflexionar bien. de tomarse un año sabático y quizás viajar, hacer un voluntariado, sacarse incluso el carnet de conducir. de pensarlo bien, hacer otras cosas diferentes al estudio y la memoria, otras experiencias.
Pero tampoco quiero influir demasiado. Ni quiero correr. Quizás lo que ocurre es que tengo mucho miedo de cómo corre el tiempo.
2 comentarios:
Hola, de nuevo, Mar! Gracias por responder y gracias por escribir de nuevo, para que podamos disfrutar de tu pluma...cómo siempre, con la precisión de un bisturí, nada sobra ni está de más...
Como dice la frase, no hay cosas urgentes sino cretinos con prisas, jajaja...totalmente de acuerdo con tu forma de ver la vida!
Y, sí, el nick es en homenaje por el famoso "villano"...qué bien le sentaba el negro! jajaja.
Mucho cretino suelto, si señor.
Un abrazo.
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