Leo este artículo en el Huffington Post y a continuación los airados comentarios que le hacen a la autora en twitter. Los comentaristas no entienden que se pueda ser sumisa y feminista a la vez pero es que el título lleva a engaño, porque la autora describe la relación que mantiene con su Amo pero apenas explica por qué es feminista; emplea, además, un tono lírico, ese de sumisa-muy-enamorada, que no ayuda demasiado a empatizar con ella si eres desconocedor del BDSM.
Narrar una relación BDSM en un tono poético no ayuda a explicar qué hay de feminismo en ella. Hablamos de amor, de cuánto nos subyuga el Dominante, de adoración y blablabla y ya estamos describiendo un vínculo de dependencia. Lógicamente en tales términos no podemos justificar una historia BDSM. En este blog siempre lo hemos dicho.
También hemos dicho que para embarcarse en una relación BDSM hay que ser maduro, sensato, hay que tener todos los frentes cubiertos, ningún miedo, complejo, nada de baja autoestima ni necesidad de ser aceptado. Hay que ser independiente en afectos y estable en emociones. No se puede buscar un príncipe azul, nadie que la salve a una, nadie que me ofrezca una vida que no pueda una solita conseguir. Y hay que ser feminista.
Es fácil defender el sexo en un contexto BDSM desde una perspectiva feminista. El dejarse utilizar como un objeto carnal es una opción sexual elegida libremente que me estimula y me provoca placer. Es un sexo que se habla, es un juego pactado, atado y bien atado (nunca mejor dicho). Sensato, seguro y consensuado, ya saben, que en mi forma de interpretarlo no tiene ambigüedad alguna. Ni tampoco pierde espontaneidad ni diversión.
El problema se me plantea para explicar de manera feminista otros aspectos del BDSM como el control y la servidumbre. Desde una perspectiva de juego sexual es fácil dejar que el Dominante controle la ropa del día, servir la comida puede ser un estímulo más en la relación que no interfiere en mi feminismo, dado que cumple con el objetivo de proporcionarme placer y excitación, está pactado con mi pareja y lo elijo libremente.
Pero, ¿y en un marco 24/7? ¿en un contexto de dominación/sumisión cotidiana, en una pareja estable y amorosa? Una historia más o menos como la que cuenta la sumisa del Huffington Post. ¿Hasta qué punto el amor por el Amo se convierte de dependencia y hasta qué punto el miedo a perder un vínculo tan fuerte y apasionado lleva a olvidar las elecciones libres y consensuadas?
Desde mi punto de vista para establecer un compromiso con tu pareja de tipo BDSM y con aspiraciones a 24/7 la idea del fracaso debe rondar constantemente. No en plan pesimista, no en plan, "esta historia no puede acabar bien". Entendamos el concepto "fracaso" como "probemos esta forma de relacionarnos y si no nos va bien, no pasa nada". Quitarle trascendencia (que no profundidad) al asunto, vaya.
Desde ese planteamiento yo entiendo ser feminista y sumisa (o incluso, esclava, esa palabrita tan molona y excitante). Un proyecto de pareja no finalista, como siempre digo aquí, usar el BDSM como medio y no como objetivo. Así, aquello del BDSM que teóricamente colisiona con el feminismo (el control, la servidumbre, la adoración) puede seguir siendo un instrumento placentero que se deja cuando ya no proporciona placer. Si esto ocurre (que, tarde o temprano, será lo más probable) no tiene por qué suponer el fracaso de la historia de amor; para la sumisa del Huffington Post puede que sí pero es que yo en su historia ya digo que leo mucha dependencia y poco feminismo. Allí donde ella dice que ser sumisa la transforma, la hace mejor, yo pondría: ser feminista me transforma, me hace mejor; como feminista, yo elijo la manera de ser feliz en el sexo y en mis relaciones de pareja y si, por un tiempo, la sumisión lo hace, bienvenida sea.
3 comentarios:
"yo elijo la manera de ser feliz en el sexo y en mis relaciones de pareja y si, por un tiempo, la sumisión lo hace, bienvenida sea."
Esa es la frase. Como podría ser la dominación, el sexo tranquilo y apacible de la mayoría o no tener sexo, etc,etc...cualquier cosa que "podamos elegir".
El problema está en que la sociedad no acepta el sexo (blogger también ha decidido) y es algo que siempre será tabú. Cuesta mucho ser libre y sacarnos las manías de encima.
Yo tengo carácter...nadie podría imaginar qué soy ni cómo me comporto con mi pareja. Conversando con algunas amigas muchas veces he oído, a nosotras no nos "tratan" como juguetes...nadie nos domina...sólo faltaría...
Y yo me sonrío ¿sólo faltaría?...jejee... yo no me considero menos mujer, ni con menos personalidad, ni con menos carácter, ni menos en nada.Sólo he elegido (por propia voluntad) algo que me seduce y me hace feliz. En el momento que no, como tú dices, no lo haré.
Me encantó la entrada. Es para mandársela a más de un@, porque lo explicas a la perfección.
Besos
Hola, NovaK, gracias por tu comentario; igual que tú, también me sonrío ante ciertos comentarios. Ay, lo que es morderse la lengua... Un besazo y si abres otro blog, avisa, porfa.
Hacía tiempo que no asomaba por aquí (la vida...) pero sigue siendo un placer leer antiteoríaD/s. Bueno, el resto también claro, pero esta sección a mi me encanta.
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