Fue una semana de no parar, aunque es cierto que yo me lío con cuatro tonterías y me falta tiempo siempre. Pasé la semana con la mente a mil y con trabajo a saco, con ganas de escribir pero sin tiempo para hacerlo. Con ideas para escribir que pasaron de moda y ahora que he arañado un rato ya he olvidado.
El viernes crucé media Andalucía, ida y vuelta, debatiéndome entre cuanto me gusta mi trabajo y cuánto aborrezco a la gente que lo hace mal. Me topé el viernes con gente de mente vieja y aborrecible que me pusieron al filo de ser aborrecible yo también. Lo bueno de mi trabajo es cuando te das cuenta del error y lo reconoces. Ves que no pasa nada y todo se arregla. Al final el viernes fue bullanguero y muy divertido, nadie enfermó, ni se cayó por el puente ni fue atropellado, aunque acabé agotada.
Hoy un largo paseo entre castaños. Un pueblo pintado de azul (casi famoso, llenísimo de gente) que me hizo tanta ilusión, absurda y naif. Castañas peludas abarrotando los arcenes. Tanta gente de domingo. Y ahora un rato corto para escribir nada bien porque hay impresiones, sensaciones, emociones que no se nombrar.
2 comentarios:
Sentir y darle forma en un papel/pantalla no es fácil.
Un abrazo, Mar.
Nada facil, siempre se quedan palabras por el camino.
Un abrazo, ohma.
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