miércoles, 6 de abril de 2011

Es lo más sencillo (casi) del mundo

Yo soy muy ingenua, una ingenua versión naif, pero sin cursiladas. Una ingenua de las que creen en la Navidad y en que todo el mundo es bueno. La verdad es que no me he llevado palos por ser así y odio que la gente me lo recrimine, odio a esa gente que se mosquea porque yo sea ingenua y me diga que ya me llevaré algún palo. Miento. Palos se supone que he recibido pero las ingenuas de mi tipo no los percibimos. Son palos que le dan a otro-yo. Son palos que rebotan en ese otro-yo y salen disparados a la estratosfera. Por eso sigo tan ingenua.

Pero no quería escribir de ingenuidad sino de amor, que es lo más sencillo del mundo si eres ingenua. Y no escribo ingenua desde la perspectiva de "pobrecita ella, que ingenua es que la engañan todo el rato". Hablo de ingenuidad como sinónimo de pureza. Amar de esa forma es bastante sencillo, tan sencillo como ducharse a diario. Hay que estar limpia, hay que quitarse la mugre, la caspa, las manchas. Frotar bien y dejar que el agua corra.

Amar a E. es bastante sencillo porque E. es bueno. Amar a una persona buena es lo más fácil del mundo, está chupado. Yo no tengo ningún mérito amando a E., cada día me doy más cuenta. No le amo porque sea tan guapo, tan culto, tan simpático. No le amo porque sea Dominante. Él no cubre ninguna carencia mía. No le amo porque necesite amar a un hombre Dominante, si no fuera Dominante también le amaría y tengo pruebas. Tampoco le amo porque necesite alguien a quien amar, bendito sea. Le amo a Él con todo lo que tiene y lo que es. Yo creo que de una forma bastante limpia. Y por tanto, muy, muy ingenua.

No hay comentarios: