E. decía que soy extremadamente soberbia pero antes lo decía yo. En esa afirmación ya va implícita mi soberbia. Él no consiguió limármela, por supuesto, porque hubo poco tiempo y porque la soberbia no es defecto que se lime de un día para otro.
Estaba leyendo textos que rezuman humildad de otras sumisas y dudaba de su sinceridad. Sigo siendo soberbia. Escriben ellas, tiernecitos textos a sus Dueños donde se reconocen ignorantes de todo. Donde reconocen la inefable sabiduría de sus Amos. Donde anhelan su manto protector. Leyéndolas me siento mal y molesta. Leo lugares comunes y no me los creo.
Soy soberbia porque, joder, seré sincera, me averguenzo de ellas y las menosprecio. No logro entender que una mujer apele de tal forma a su Hombre, que sea tan desvalida e indefensa. Me pregunto si será un juego. Afirmo que si, es un juego donde ellas se hacen pasar por débiles, indefensas y necesitadas de protección. Luego mienten. Asquerosamente, mienten.
Ojalá me trague mis palabras. Ojalá me las hagan tragar.
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