miércoles, 13 de agosto de 2014

Cinco de la madrugada

Anoche vi a trozos una peli tontísima antes de irme a la cama, Bajo el sol de la Toscana, que está infestada de tópicos sobre la dicha de la vida en Italia (siempre sale Positano, claro, que es tan pintoresco) y tópicos sobre el reinventarse. Luego estuve leyendo algunos críticas en Filmaffinity. Unas puntuaban bajísimo y eran de gente que había descubierto todas las trampas peliculeras de la cinta. Otras, la mayoría, eran de cinéfilos que adoran ese concepto de "reinventarse" y empezar de nuevo tras una crisis. Pero en los campos de la Toscana, con amigos alucinantes y pseudohomenajes a Fellini. Una patraña como la copa de un pino.

(Me redimo de haber visto algo tan nefasto porque también le di un repaso a El extraño viaje, quizás hable de ella en otra entrada)

Me despierto estas noches hacia las cinco de la mañana, empapada en sudor y a veces en pánico. El pánico absurdo de la madrugada cuando pienso y me angustio; es un estado delirante y muy impertinente, el sudor, el agobio, el malestar. Esta noche me dormí al rato y soñé con mi trabajo pero fue divertido. Era un lugar nuevo, lleno de pasillos, patios y escaleras, un laberinto. Con mucha gente desconocida, una cafetería con un camarero de bigote y una especie de auditorio donde me hice ilusiones.

Me despierto tarde y con la angustia muy atrás. Es cuestión de horas.


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