lunes, 29 de agosto de 2011
Caleta
No es la playa más bonita del mundo y un domingo por la tarde rebosa de gente del barrio. El día de la foto hacía un levante terrible, pero en la Caleta el viento no llegaba. No había olas y el agua estaba templada. Yo, que estoy hecha al agua helada en las playas de mi ciudad, sentía el agua de la Caleta como agua de pucherete.
En medio de la Caleta, un cachito de Atlántico manso, con el cielo encapotado y rayos que se filtraban entre las nubes, entre el Castillo de Santa Catalina y el Castillo de San Sebastián, con decenas de barquitas ancladas a estribor. No es la playa más bonita pero yo estaba en la gloria.
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