- A veces pienso que no te doy bastante, que podría darte más.
- Me das más de lo que imaginas.
- Siempre pienso que podría darte más cosas, cuidarte más...
- Yo tambien pienso lo mismo.
Lo mismo pero no se cómo decírtelo. O escribirlo. Porque yo me enredo con la palabras dichas , como sabes bien, tiendo al balbuceo y al modo pavo, a menudo no se cómo me quieres tanto si hablando soy torpe y deslavazada. Escribiendo es otra cosa, escribiendo me crezco y te digo lo que no te cuento de viva voz. Será que soy tímida. Soy de esas tímidas arrojadas que hacen cosas sin pensarlo dos veces.
Escribiendo me crezco y sería capaz de decirte cuánto me das y cómo he cambiado Contigo. El problema es que, por más vueltas que le doy, no sabría quitar a mis palabras ese toque de sumisa ñoña que tantísimo detesto y Tú también.
Así que te quedarás sin leerlo, aunque se -porque lo se, por eso te amo tanto- que Tú lo sabes. Que lo sabes todo.
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