martes, 7 de julio de 2009

Son de mar


No he visto la película pero si leí la novela de Manuel Vincent hace tiempo. Huele a Mediterráneo. Pero se que Atlántico y Mediterráneo huelen casi igual. Sal y yodo.

Huele a mar, huele a hombres que se alejan. Hombres que nos dicen adios para encontrar otros horizontes. Yo soy de tierra y miro al mar, yo me quedo -lo que no significa que me estanque- y me siento roca. Prefiero mirar el mar, que me produce mucho respeto, y dejar que ellos se alejen. Qué tontería, dejar. Ellos se alejan quiera yo o no.

(Tú sabes de esas cosas, porque te lo he contado, preciosa Dama del Norte. Y al contártelo me has quitado pesos de encima, tristezas y pensamientos grises. Sabes que las veces que has estado, al otro lado, el oleaje que nos abatía se hacía suave y casi dulce. Nadie puede con nosotras. Tú, que te muestras fuerte, alegre, procaz, divertida, sensual, sensata, loca, y a veces te escondes, siempre haces que me sienta bien y por eso, te doy las gracias.)

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