EDWARD HOPPER, Rooms by the sea.
Hablando hace unos días con mi galleguilla predilecta, reconocíamos que el mundo virtual nos hace encontrar personas que son tesoros. Además de la galleguilla -y otra gallega más que no se si me lee, pero es adorable, que lo sepa- , hay ... joder, está mi E. de mi alma y de mis desvelos. Está Él, que ahora no me lee y no se si me leerá más, no se nada nadita. Pero miro arriba, ese cuadro tan bello y pienso que todo está bien.
Respiro, profundo. He encontrado a una mujer que llevaba mucho queriendo encontrar y ha sido lo que esperaba. Esperaba comprensión, ternura, calma... Ha sido dichoso y limpio, fresco, bello, como el cuadro de arriba. Un mar brillante.
Por eso estoy contenta. Por eso bromeo por E. y, aunque Él no me llame ya más -seibra, no seas melodramática, contente-, digo, que aunque no me reclame, respiro y todo es horizonte.
Y lo escribo aquí por si algún día vuelvo a ponerme llorona.
Respiro, profundo. He encontrado a una mujer que llevaba mucho queriendo encontrar y ha sido lo que esperaba. Esperaba comprensión, ternura, calma... Ha sido dichoso y limpio, fresco, bello, como el cuadro de arriba. Un mar brillante.
Por eso estoy contenta. Por eso bromeo por E. y, aunque Él no me llame ya más -seibra, no seas melodramática, contente-, digo, que aunque no me reclame, respiro y todo es horizonte.
Y lo escribo aquí por si algún día vuelvo a ponerme llorona.
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